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Otra vez labranza |
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OTRA VEZ LABRANZA. MERCEDES YAFAR. Papeles de Boulevard 2007.
“Cómo no escribir la paradoja / del olvido en la memoria” diciendo esto la poeta nos remite inmediatamente a una relación de roce en la que dos fuertes energías se superponen y se niegan. El olvido supone ausencia de memoria, la memoria supone presencia del recuerdo donde no cabe el olvido y es entre estos dos espacios que se escribe este texto. Por ello luego M.Y. agrega “La memoria inventa / en impreciso tiempo / la imposible duplicación / del asombro / alabea rebote / la prensión / al tránsito de mesetas”. El recuerdo no es de fácil fluencia, a veces hay una intuición y lo demás es invención, la memoria va viciándose de ficción pero a su vez se flexiona en el rebote entre la acción de memorar y la imaginación o la ilusión. Prensil el hombre necesita soporte y trata de obtener una duplicación y tal vez lo logre pero este estará desnudo de asombro. Dice la poeta “goteo de una válvula aniquilando el resto” a veces recordar esentregarse a un mínima porción de un antes que se convoca y se destila en el poema a pesar del tiempo. La memoria auditiva es fuerte, exige un permanente nombrar, la imagen tiene la dinámica de los sonidos pero también de las encrucijadas, así por momentos “el oído trae la llovizna de su siseo” ese oído vuelve a oír algo que le es nutricio, valioso pero suave por lejano, y digo suave y no débil porque luego muta en ardoroso zumbido que trae monocordes imágenes. Mercedes Yafar traza líneas, alabea y busca estrellas en el olor de las alcantarillas con un astrolabio que es astro y es labio que nombra otro cielo y que ve en la hondura de un jarrón como en las alcantarillas lo que se ha consumido. En el capítulo “Arbotante” que como se sabe es un arco que pertenece a la arquitectura gótica por lo tanto comienza diciendo “De techo a techo / los pájaros gruñen/ breve medieval (…)allá los arcos / las hablillas los faroles. / El puente sobre el río. De techo a techo como decir de pasado remoto a presente, en un extremo del arbotante: la narrativa breve medieval, las hablillas, el rumoreo; del otro lado el silencio y una memoria que trata de cruzar los tiempos. La autora trabaja las palabras en una sonoridad permanente en todo el cuerpo de la obra, la voz hace su actividad, acontece en el texto de sensación en sensación, de sonido en sonido, pero no solamente es la memoria auditiva sino lo audible del texto. En Del Amor también está la imagen de un abrazo profundo, sin premura, el abrazo a esas las ideas del saber de Eros cuando Fedro invita a Sócrtes a escuchar el discurso de Lisias. Yafar pone en juego una lejanía cercana, la vigorosa presencia del amor y de la muerte “un abrazo a cuerpo entero” que todo incluye. El lenguaje como materia como trabajo de cavidad por el que la palabra no puede con todo y es labranza la intercalación y la superposición. La acción lenguaje necesita “El reptar de larvas /en charcos y volcanes/ de aguas al caer / en palabra que se pierde (…) No es dable a precisar la alborada la frágil / vuelta en órbita de estrellas / la irrupción intempestiva / de una frenada / que raje el vaho” proponiendo una instancia profundamente reveladora y renovadora. El último capítulo “Labranza” comienza con un breve poema dedicado a Paul Celan “Se aproxima tu mano al portal/ que toca en el sentir /el sentido que se pierde (…) Bebe de mi boca” Un poema de una condensación tan despojada pero que no impide el deseo de escuchar las voces del poeta traído, aproximado, amado. Beberse en la pérdida del sentido acto de libación de la palabra. Labrar es cultivar, sembrar, abrir surcos, delinear una vida, gestar la obra. En el remate de este libro la memoria vuelve a una intimidad en la que un tiempo personal acarrea la identidad de una niña que jugando interpone “chispas de saltos y danzas circulares “ al tiempo que entiende -ahora- sobre palabras perdidas y sílabas alteradas como si un “ trompo en ritornello…” fuera el recurso que puso en juego su memoria para indagar en una realidad distante y propia, una conmoción sea “salto o percusión” le da los fragmentos para hacer de la lejaníauna bienvenida. Un “trepanar la tierra que se hunde / por florestas y rincones” le da una alegría que justifica el oficio, ese que una vez descubiertas las fronteras, le hace buscar lianas y vetas que la conduzcan a otro surco de evocación.
AR.
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AUSPICIANTE |
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GRUPO OPTICO TECNOVISIÓN
Mendoza 6325 - TE 0341 459 0261
ROSARIO - SANTA FE - ARGENTINA |
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