“CAPITAL DE NADA”, UNA HISTORIA LITERARIA DE ROSARIO l801 - 2000, de Eduardo D’Anna,
Editorial Identidad, Rosario, 316 páginas, 2007.
Ya cuando hice un análisis de “Obra siguiente”, en el Diario ”La Capital” (el 2.11.99), y en “Rosario 12”(el 25.8.99), refiriéndome en forma exclusiva a la parte poética de la obra de D’Anna, dado lo exiguo del espacio para un medio y un propósito anunciativo como es la aparición de un libro, mencioné la Historia de la Literatura de Rosario (Editorial Fundación Ross), en sus distintas ediciones, pero sin adentrarme, porque no era el tema ni el espacio, en ese trabajo de investigación único, realizado en nuestra ciudad, para la historia toda.
D’Anna, con modestia llama a “Capital de nada”,...-Una historia literaria de Rosario, período 1801-2000-, como si fuera una de tantas, debiendo saberse que no sólo es la única, sino que reviste características que pocas incorporan. Valga de ejemplo de la capacidad y honra que hace a sus colegas, el reconocimiento del autor a todos quienes pudimos suministrarle alguna bibliografía que le faltaba y obstinadamente, con la tenacidad que conocemos quienes sabemos las horas que cuesta abordar dos siglos de una literatura dispersa y cambiante como es la de Rosario, pone el poeta e historiador que nos ocupa para dar a luz una obra completa a la que él llama parcial, con sencillez, sin subirse a ningún podio.
Cabe al lector, al historiador y a quien hace una recensión como ésta, dar a E.D’Anna el lugar de importancia que merece.
Por mi parte, digo que desconfío de los “poetas” que sólo se han ocupado de su propia obra que muchas veces, a pesar del transcurso de los años, a mi parecer, no han llegado a constituir siguiera un mínimo corpus.
No es el caso del autor que da lugar a esta nota. Su obra poética, sus novelas, sus ensayos, su trabajo en el teatro, sus compilaciones y selecciones para antologías, sus traducciones( me viene a la memoria las de Yeats) etc., son bastamente conocidas. Su militancia con los mayores, con sus contemporáneos y con los jóvenes, denotan a un autor que ya ha hecho una obra que conforma un importante corpus literario, inclusive sin inmiscuirse en los estilos que ha preferido a lo largo de su trayectoria ni entrar a lo subjetivo de sus elecciones o tendencias.
Estamos hablando aquí de “Capital de nada”, porque ésta ciudad, Rosario, dos veces propuesta para Capital Federal de la Argentina, no es capital de nada, salvo, la llamaría ahora; Capital del trabajo.
Rosario forjada por las manos de sus hijos, sus ciudadanos, sus intelectuales, sus médicos, sus investigadores, sus cirujanos, humoristas, bailarines, cantores, futbolistas y así todas y las demás artes, oficios y profesiones, ha llegado a ser turística, cultural y ejemplarmente humanista.
Eso se debe a un esforzado proceder que ha ido y va, más allá de las diferencias políticas desde hace más de treinta años, de sus hombres y mujeres que, con aquella premisa de primero la patria, después los hombres, han forjado esta ciudad como es y como está siendo cada día.
Elegir el Centro Cultural B. Rivadavia o el C. C. Parque España para eventos, simposios y congresos; el teatro El Círculo para Congreso de la Lengua Española y así tantas otras prestigiosas Instituciones para desarrollarlos, significan que esta Capital de nada, quiere ser vista por todos aquellos que concurren a tales eventos y al regresar a sus países de origen, hablar de la arquitectura europea que aún conservamos, el desarrollo edilicio imparable y por sobre todo, la hospitalidad de los rosarinos.
Capital de nada puede ser leída en espejo para que diga Capital de todo.
Esta fundamental obra de Eduardo D’Anna como aporte a la literatura de la Argentina, también es el aporte de un editor, como los anteriores del mismo género, que se han dado cuenta de la importancia de poder contar con un texto de completud abarcativa que, sin duda, debería incorporarse en forma inmediata en la currícula primaria, secundaria y universitaria; para que las nuevas generaciones sepan que no hay generación espontánea, sino, a veces, ignorancia y desidia por no utilizar las herramientas disponibles como es este libro.
Más de quinientos autores y más de dos mil obras literarias son estudiados y comparados por nuestro historiador, explorando estilos, generaciones y las relaciones de ellos con el resto del país y del mundo. La manera no regionalista de la literatura de nuestra ciudad, la personalidad de sus hacedores, dan al autor elementos paradigmáticos para elaborar sus hipótesis de los cómo y los por qué la literatura de Rosario, constituye un completo corpus histórico literario que deja plasmada la obra de los autores durante la friolera de doscientos años; desde cuando en la esquina de la ahora Peatonal Córdoba esquina Sarmiento había una lechería al pie de la vaca, a una ciudad digital en la que por esa misma calle uno puede, enchufe mediante, conectarse con la red de internet y el mundo.
La ciudad ha variado pero el tesón de los rosarinos no. Pasión y más pasión por la ciudad. Errores en la pasión. Pero quien hace se equivoca. De errores más conocimiento. De allí en adelante, sumatoria de neuronas.
“Capital de nada”, es sin duda un LIBRO CAPITAL. Su lectura es imprescindible para saber que todos y cada uno de los autores sobre los que Eduardo D’Anna trabajó durante años, de quienes seleccionó textos, revisó, corrigió, buscó tenazmente en cuanto rincón pudiera haber un dato o detalle que contribuyera a la completud que al principio menciono, han dado como resultado este importantísimo volumen, cuya exégesis hará quien efectúe la crítica, siendo pretensión de esta nota, sólo una recensión que anuncie su aparición. El libro debe ser valorado y su autor, reconocido mejor de lo mucho que ya, es por ese trabajo que viene haciendo en diversos géneros desde hace no menos de cuarenta años cuando sus poemas fueron vistos en revistas y libros propios de aquellos tiempos.
G. I.